Ley y Evangelio
La salvación que recibimos de Dios, es un regalo de su gracia y por ello toda nuestra vida es transformada. La mayor motivación para vivir la vida cristiana es el resultado del sacrificio de amor de Dios por nosotros. Si le amamos a Él guardaremos sus mandamientos. Queremos complacer a Él porque Él nos alcanzó en su amor y misericordia para salvarnos mientras éramos pecadores condenados por incumplir con sus Leyes. Por lo tanto, queremos de todo corazón amarlo y complacerlo solo a Él.