Dad gracias en todo
El avance y consolidación de las primeras congregaciones cristianas, según Hechos de los Apóstoles, es un valioso testimonio de que el seguimiento de Jesucristo siempre se ha dado en medio de adversidades y desafíos.
Hechos 17, en sus primeros versículos, describe la llegada de Pablo y Silas a la ciudad de Tesalónica, alrededor del año 50 d.C. Esta ciudad se constituyó en la primera parte de Europa en recibir el evangelio (Hch. 16:9ss). La predicación del mensaje cristiano produjo una tremenda reacción en la ciudad lo que derivó en un problema político, obligando a Pablo y Silas a salir de allí en medio de la noche.
Es seguro que esa atmósfera de hostilidad y resistencia al evangelio continuó aún después de la salida de Pablo y Silas. Sin embargo, contra todo pronóstico derrotista, fue precisamente en Tesalónica, donde se levantó, para la gloria de Dios, una de las más importantes congregaciones cristianas del primer siglo.
A esta comunidad de creyentes le escribe el equipo misionero (1Ts. 1:1), en una primera carta, palabras que muy pocas veces fueron usadas para referirse a otras congregaciones: «Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones,…» -(1Ts. 1:2). Había algo en esa iglesia que hacía que, cada vez que Pablo y su equipo misionero oraban, terminaban mencionando delante del trono de Dios.
Nuestros versículos de estudio están en la última sección de la carta a los tesalonicenses. En esta, el apóstol aprovecha sus últimas palabras para desafiar a los discípulos a vivir una fe auténtica. A diferencia de las secciones previas, aquí se usa un lenguaje más exhortativo y de mandato, lo cual muestra que, lo que se comunica, no es asunto de discusión sino de cumplimiento.
Estad siempre ‘gozosos’ (v.16). o, ‘contentos’ (DHH).
El ‘gozo’ o ‘contentamiento’ es resultado de convicciones profundas que se van forjando en medio de situaciones que desafían nuestros compromisos de fe. El gozo no depende de las circunstancias. No se expresa en sonrisa sino en paz, porque la persona sabe que el fundamento de su existencia descansa en el propósito de Dios y no en la situación o condición del contexto. Por ello, el apóstol Pablo afirmaba que el gozo es «fruto del Espíritu» -(Gálatas 5:22), es decir, es un indicador de que estamos caminando en armonía con el Espíritu de Dios.
Orad sin cesar (v.17).
La oración constante a la que se refiere esta exhortación no consiste en expresar frases verbalmente con los ojos cerrados. Más bien, se trata de cultivar una actitud permanente de expectativa y sumisión a la voluntad de Dios en cada circunstancia de nuestro caminar diario. Implica dejar que los valores del reino de Dios se impregnen o permeen profundamente nuestro estilo de vida de manera que nuestro accionar se convierta en una ofrenda constante a nuestro Señor.
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús (v.18).
La acción permanente de ‘dad’ gracias es parte de la normalidad de la vida de los discípulos de Jesucristo. Pero, es parte de nuestra vida en el sentido de que estamos seguros respecto a cuál es el rumbo que estamos siguiendo, cuál es la meta hacia la cual apuntamos en nuestra existencia. Si estamos persuadidos de esto, las circunstancias, por adversas que sean, no deben desviar ni distraer nuestra confianza de que estamos por buen camino. En este sentido debe entenderse el “dar gracias en todo”.
Oración: “Que mi vida sea una constante oración de alabanza por tu bondad. Amén.”
Wilfredo Canales es profesor asociado en Olivet Nazarene University