La Generosidad como Acción de Gracias

La Generosidad como Acción de Gracias

La Generosidad como Acción de Gracias

Como lo demostró Abraham al presentar un diezmo a Melquisedec en Génesis capítulo 14, invertir generosamente y con sacrificio en el reino de Dios es, en última instancia, una expresión de nuestra gratitud por la misericordia y la gracia de Dios para con nosotros. Practicar la mayordomía sacrificial es un acto tangible de adoración en reconocimiento de que todo lo que tenemos, no solo nuestro diezmo, de todas formas le pertenece a Dios.

Jesús vivió el ejemplo perfecto de cómo la gracia de Dios debe fluir a través de cada uno de nosotros hacia los demás. A medida que maduramos en nuestra fe, aprender a administrar mejor Sus recursos es evidencia que estamos aprendiendo a imitar mejor al Maestro en un discipulado en crecimiento. Llegar a ser generosos, dadores de Su gracia que “fluye” es la forma más verdadera de adoración a Aquel que provee para todas nuestras necesidades.

Uno de los primeros sermones cristianos sobre la mayordomía se registra en 1 Pedro, ya que el apóstol proporciona una importante instrucción a los cristianos del primer siglo que estaban dispersos por Asia Menor. Específicamente, 1 Pedro 4:10 dice: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas” (NVI).

Pedro animó a estos hermanos y hermanas a imitar a Cristo como receptores continuos de la gracia de Dios. Basado en el contexto proporcionado por otras partes de este capítulo, esta imitación no solo incluía la mayordomía generosa del dinero sino también la provisión de Dios de dones no monetarios. Estos se resumen en lo que algunos han llamado las “tres – T”: Tiempo, Talento y Tesoro. Independientemente de nuestra apretada agenda, nuestro nivel de talento o el tamaño de nuestra cuenta bancaria, podemos estar seguros que la provisión diaria del SEÑOR es un derramamiento de Su gracia. Un corazón agradecido nos impulsa a compartir nuestros dones como el SEÑOR nos guíe, particularmente cuando entendemos que somos simplemente mayordomos de todo lo que por derecho le pertenece a Él.

En los últimos años, algunos de los líderes de nuestra iglesia han dudado de enseñar acerca de la mayordomía y la ofrenda sacrificial. A menudo escuchamos que los fieles están cansados de que les pidan dinero. Para empeorar las cosas, la reputación de la iglesia ha sido dañada por algunos ministros cristianos de alto perfil que llevan estilos de vida lujosos. Esto ha causado una gran desconfianza tanto de los miembros de la iglesia como de otros fuera de la iglesia.

Una receta del movimiento de crecimiento de la iglesia fue suprimir la “charla de dinero” para no ofender a ningún adorador. Algunas iglesias eliminaron por completo la entrega de diezmos y ofrendas de la agenda de adoración. El tiempo de adoración de la iglesia se vio afectado aún más por la reciente pandemia mundial ya que el distanciamiento social requirió ajustes en los métodos tradicionales de ofrecer tiempo. Pero la mayordomía es un pilar del discipulado y quitarle énfasis a la ofrenda sacrificial puede conducir a una iglesia llena de discípulos superficiales. Quienes forman discípulos con éxito, puede ser que necesiten encontrar formas nuevas y creativas de hacer que las ofrendas sean parte de cada servicio de adoración.

Un obstáculo en el desarrollo de mayordomos generosos es que los doradores a menudo no entienden el impacto de sus ofrendas en el Reino. Esto se aplica especialmente a las generaciones más jóvenes que asisten a la iglesia y que no se relacionan con el concepto de “almacén” de ofrendas que muchos de la generación del “Baby Boomer” (nacidos después de la 2ª guerra mundial) han practicado. Encuestas recientes muestran que las generaciones más jóvenes son muy generosas; sin embargo, quieren un compromiso total con los ministerios que apoyan. Por lo tanto, reportar los resultados de los ministerios es cada vez más importante para nuestros ministerios locales, distritales y globales.

Proveer transparencia al informar los resultados del ministerio requiere mucho tiempo y es difícil. Se necesita mucho esfuerzo para recopilar datos y preparar métodos creativos de comunicación. Pero ser capaz de articular claramente el alcance total de la visión de la iglesia, describiendo las necesidades específicas para cumplir esa visión y presentar los resultados, es imperativo paras fomentar mayordomos generosos. La mayoría de los adoradores están ansiosos por invertir en el Reino cuando se les presenta una necesidad específica y pueden entender claramente cómo su inversión hará una diferencia eterna.

Algunas iglesias asumiendo que los buscadores se “desaniman” especialmente cuando se les pide dinero, han instruido a los visitantes que pasen el plato de la ofrenda sin poner nada. Indicando específicamente que la participación en la ofrenda es solo para miembros de la iglesia y asistentes regulares. Esta práctica tiende a separar a los visitantes/buscadores de los asistentes regulares y puede hacerlos sentir que estuvieron “afuera mirando hacia adentro”. También ignora el hecho de que los visitantes y buscadores a menudo anhelan invertir en algo más allá de ellos mismos, especialmente cuando entienden claramente la misión y los posibles resultados de su participación.

¿Qué pasaría si, en lugar de tratar a los visitantes y buscadores de manera diferente a los miembros de nuestra iglesia, les pedimos que se unan a nosotros invirtiendo en el Reino? ¿Es realmente necesario que los buscadores se transformen completamente antes que podamos invitarlos a unirse a Su misión?. Después de todo, Jesús llamó a cada uno de los doce discípulos originales para que se unieran a su misión cuando aún eran pescadores, recaudadores de impuestos, fanáticos, etc., antes de que sus vidas fuera cambiadas. Sus transformaciones en verdaderos discípulos ocurrieron muchos después de que Jesús les dijera “sígueme”. Para ser claros, llenar los puestos de liderazgo de la iglesia con creyentes comprometidos es crucial; sin embargo, pedirles a los buscadores que participen en el ministerio podría ser el catalizador para acercarlos a una relación con Cristo, tal como lo fue para los discípulos originales.

Cuando excluimos la mayordomía de nuestra enseñanza, ignoramos uno de los pilares del discipulado, ignoramos un componente importante de la adoración y le robamos a nuestra gente la asombrosa experiencia de convertirse en instrumentos de la asombrosa gracia de Dios.

Keith Cox es el tesorero general de la Iglesia del Nazareno.

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