Vivir los Medios de Gracia
Como cristianos, celebramos que la salvación no es simplemente que Dios perdone nuestros pecados, sino que nos libere de nuestra esclavitud y adicción al pecado para poder amar. Es probable que muchas personas que reflexionan sobre su testimonio tengan varios momentos clave de encuentro divino que moldean profundamente su caminar cristiano. Si bien estos momentos dinámicos de conversión, consagración y sanidad se convierten en fundamentos de nuestra vida, el regalo del cristianismo es que Dios continuamente desea sanarnos individual y comunitariamente a lo largo de nuestra vida, incluso en momentos y lugares que pueden considerarse ordinarios.
Una de las divertidas ideas cristianas que habla de sanidad continua es la idea de gracia. Pero, ¿qué es la gracia? creo que la gracia se entiende mejor como la presencia inmerecida, sanadora y transformadora de Dios. La gracia no es algo externo a Dios, sino la presencia muy santa y amorosa de Dios. Celebramos la gracia de Dios como la presencia de Dios, invitando (nunca forzando), sanando y transformándonos a nosotros para ser renovados a la imagen y semejanza de Dios.
Con este concepto de Gracia, los cristianos también celebran cómo Dios ha dotado a la iglesia con prácticas que están impregnadas con la presencia y sanidad de Dios, llamadas medios de gracia, en el sermón “Medios de Gracia” de Juan Wesley, él ofrece una idea muy útil de lo que entendemos por medios de gracia.
Por “medios de gracia” entiendo las señales exteriores, las palabras o acciones ordenadas e instituidas por Dios con el fin de ser los canales ordinarios por medio de los cuales pueda comunicar a la criatura humana su gracia anticipante, justificadora y santificadora…
Los medios principales son: la oración, ya sea en privado o en la gran congregación; el estudio de las Escrituras (que significa leer, escuchar y meditar sobre ellas) y la Cena del Señor: participar del pan y del vino en su memoria. Creemos que éstos medios fueron instituidos por Dios como los canales ordinarios para comunicar su gracia a las almas del género humano. (Medios de Gracia, II. 1).
Como wesleyanos celebramos que Dios ha ordenado acciones para los cristianos, tanto a nivel personal como comunitario, que ofrecen sanidad para nuestra salvación continua en amor, lejos del pecado.[1] En este extracto, Wesley describe algunos medios principales de gracia que a menudo ocurren en el culto comunitario, como la oración, la lectura de las Escrituras y la Cena del Señor. Otro aspecto de los medios de gracia se conecta con la idea de que la vida es sacramental. Los protestantes celebran principalmente dos sacramentos: el bautismo y la Cena del Señor. Si bien todos los sacramentos bíblicos son muy importantes y deben observarse fielmente, estos dos sacramentos instituidos son medios de gracia centrales y vitales para los cristianos. Sin embargo, es importante comprender que la presencia (gracia) sanadora y transformadora de Dios no se limita a los sacramentos del bautismo y la cena del Señor. De hecho, es útil ver el mundo como sacramental, es decir, que Dios puede tomar y utilizar acciones, lugares y personas ordinarias y convertirlas en un momento santo de encuentro divino-humano dinámico y transformador.
Me encanta estar en la naturaleza y sobre todo disfruto esquiar en la nieve con mi familia. En muchas ocasiones, en un día azul (día soleado y despejado) en la montaña cubierta de nieve, he sentido la belleza y el poder de la presencia de Dios invitándome tanto a la confesión como al consuelo inspirado en los lugares únicos de mi viaje. Han sido momentos santos.
Es muy importante celebrar que una faceta de la sanidad que se nos ofrece a través de los medios de gracia es la sanidad en la Iglesia como cuerpo de Cristo. La meta de nuestra salvación no es simplemente una búsqueda individualista con Jesús: más bien, a través de nuestra salvación, somos invitados a unirnos a un camino junto con hermanas y hermanos en la fe. La sanidad que recibimos a través de los medios de la gracia no es simplemente una sanidad personal, sino una sanidad para formarnos y moldearnos mejor en comunidad como Iglesia.
Los wesleyanos también celebran que, si bien la presencia de Dios invita a nuestra transformación, Dios nunca la obliga. Los seres humanos deben responder a la presencia sanadora (gracia) que Dios ofrece. Si bien nuestra propia respuesta todavía está fortalecida por Dios, los humanos estamos invitados a participar sinérgicamente en nuestra sanidad y salvación continuas. El buen fruto del árbol no hace que el fruto sea bueno sino que celebra la bondad del árbol. En la tradición de la santidad, tenemos claro que nuestras obras nunca podrán salvarnos, pero dan testimonio de nuestra madurez en la fe (Santiago 2:14-26).
La invitación es a participar en prácticas habituales que son los lugares ordinarios donde ocurre la sanidad de Dios, como las que se practicarán en el culto comunitario. Además, los cristianos también debemos vivir buscando y anticipando la presencia de Dios en nuestra vida diaria, en nuestros hogares, en nuestros lugres de trabajo, en nuestros lugares de descanso y especialmente en lugares que parecen muy comunes y ordinarios. A media que me he hecho mayor, me doy cuenta que la pregunta no es si Dios aparecerá cada día, sino si yo percibiré la presencia de Dios (Isaías 43:18-19).
Las prácticas que he descrito son obras de piedad. Para los wesleyanos, los medios de gracia celebran cómo las obras de piedad deben ir acompañadas de obras de misericordia. Las obras de misericordia significan ocuparse de cuidar a las personas en los lugares de sufrimiento, dolor y opresión.
En consecuencia, debemos participar en los medios de gracia ordinarios personales y comunitarios, como la lectura de las Escrituras, la oración y los sacramentos, también celebrar que la práctica sacramental de Dios en los medios de gracia puede ocurrir en muchos momentos y lugares si estamos abiertos a ello.
Como me ha enseñado mi amigo T. Scott Daniels, Dios anda suelto. ¿Estaré abierto a percibir la presencia de Dios y participar en la actividad sanadora de Dios cada día de mi vida? Si mi respuesta es sí, estoy participando de la redención que Dios está realizando en la nueva creación. Este es el regalo de los medios de gracia.
Brent Peterson es decano de la Facultad de Teología y Ministerios Cristianos y Profesor de Teología en la Northwest Nazarene University.
[1] En mi reciente libro Sacramentos en la Serie de Teología Wesley de Foundry, ofrezco varios capítulos que analizan la plenitud de la salvación cristiana dentro de la sanidad única de la gracia previniente, justificadora y santificadora.