Una Oración de Aarón De Números 6:22-27
El Señor te bendiga y te guarde, El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y te extienda su amor; el Señor mueva su rostro hacia ti y te conceda la paz.
Estas palabras quedaron grabadas para siempre en mi memoria. Durante mis años en el grupo de jóvenes, al final de cada clase de escuela dominical, mis amigos y yo nos reuníamos en círculo, sosteníamos nuestras manos en el aire y pronunciamos esta bendición unos sobre otros. Luego, añadiendo nuestro propio estilo, bajábamos los brazos y gritábamos. No creo que me di cuenta completamente en ese momento, pero salíamos cada domingo, capacitados para vivir en santidad como portadores de la imagen de Dios.
Esta oración conocida como la bendición sacerdotal de Aarón, se encuentra en Números 6:22-27. Una función del sacerdote era servir como mediador ente Dios y el Pueblo. Por tanto, la bendición de Aarón sobre el pueblo era la bendición de Dios para ellos. El texto no indica cuándo Aarón debía bendecir a los israelitas, pero muchos eruditos creen que esta bendición servía como bendición después de tiempos de adoración comunitaria.
La bendición contiene tres líneas, cada una con dos palabras clave o frases que describen el movimiento y la actividad del Señor.
“El Señor te bendiga y te guarde”
Dar una bendición es dar algo bueno, ya sea favor, provisión, victoria o protección divina. Guardar se refiere a una sensación de seguridad y protección, que es un ejemplo concreto de bendición. El Salmo 121 describe maravillosamente este tipo de guarda.
“El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y te extienda su amor”
La presencia y la gracia de Dios están conectadas en esta línea de bendición. Cuando el rostro del Señor resplandece, debemos visualizar la presencia favorecida de Dios. Se utilizan imágenes similares en Éxodo 34:29 donde Moisés desciende con dos nuevas tablas de piedra de la ley del pacto (porque las primeras se rompieron durante el incidente del becerro de oro), su rostro brilla. A medida que la historia de Israel continúa en el Antiguo Testamento, numerosos ejemplos describen la lucha de Israel por permanecer fiel a Dios. Sin embargo, la historia también describe la tierna, amorosa y fiel misericordia de Dios. La amorosa presencia de Dios no abandona a su pueblo.
“El Señor mueva su rostro hacia ti y te conceda la paz”.
Que Dios vuelva su rostro hacia alguien indica una sensación de visión favorecida. En esta bendición se le pide al Señor que mire favorablemente a su pueblo y le preste atención. La parte de “prestar atención” es importante porque paz es la siguiente palabra clave en la línea. La paz, o shalom, no es simplemente la ausencia de conflicto. Más bien, shalom implica una vida abundante y floreciente; es una sensación de bienestar. Cuando la paz se conecta con la atención de Dios, Dios realmente ve los problemas de su pueblo. Y cuando Dios ve que las cosas no son como deberían ser, Dios obra para restaurar, transformar y hacer nuevas todas las cosas para que toda la creación pueda experimentar una vida abundante y floreciente. Shalom parece ser una conclusión apropiada para la bendición general porque el bienestar incluye la provisión de cosas buenas, protección y la presencia amorosa y atenta de Dios.
En el versículo 27 leemos que esta bendición debía ser dada a los israelitas para que el nombre de Dios fuera puesto sobre ellos y Dios los bendijera. En otras palabras, los israelitas debían llevar el nombre de Dios y, al hacerlo serían imagen de Dios ante las naciones y experimentarían bendiciones continuas. ¿Cómo llevó Israel el nombre de Dios? Los mandamientos y las leyes dadas por Dios establecieron los límites en los que los israelitas vivieron la vida juntos de manera que respaldaran el bienestar (shalom) de todos, especialmente de los vulnerables. Esta forma de vida los diferenciaba cuando las otras naciones vieran a Israel, verían un destello de Dios, su carácter y su forma de vida.
Al reflexionar sobre esta oración y mi experiencia con ella, me sorprende la profunda bendición que nos dijimos unos a otros. Así como Abraham fue bendecido por Dios para ser una bendición para las naciones (Génesis 12:2), y como Aarón pronunció esta bendición sobre los israelitas para que Israel pudiera ser estampado con el nombre del Señor, nosotros también recibimos esta bendición como un llamado a llevar el nombre de Dios y a representarlo ante el mundo a través de nuestra vida personal y comunitaria. Una vida de santidad incluye una visión de vida compartida que busca el bienestar de los demás, donde la ambición egoísta, el mal uso del poder o el mal no tienen lugar porque si lo tuvieran cesaría la vida abundante y floreciente. Que sigamos recibiendo esta bendición como empoderamiento para vivir vidas santas que participen en la paz del Reino.
Michele Mellette es planificadora de reuniones y eventos en la oficina del Secretario General del Centro de Ministerio Global de la Iglesia del Nazareno