SOMOS JNI

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“Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, en amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12).

Cuando la Juventud Nazarena Internacional nació en 1923, como un ministerio organizado de la Iglesia del Nazareno, este versículo bíblico expresó el gran deseo de los jóvenes Nazarenos que querían vivir una vida que representara a Cristo. En su fundación, el grupo tenía el nombre de Sociedad de Jóvenes Nazarenos. Los 72 delegados que se reunieron para organizar el ministerio estaban apasionados por descubrir y vivir su máximo potencial en Cristo, que incluía su participación en la misión de Dios para la juventud Nazarena.

Después de 100 años, en la JNI, la pasión y el compromiso de vivir una vida dinámica en Cristo son más fuertes que nunca. Muchos jóvenes y líderes juveniles a lo largo de los años y en todo el mundo, han modelado este mensaje y misión de una manera que continúa invitando a las generaciones venideras a abrazar también este mismo mensaje y misión.

Y aunque uno pueda pensar que 1 Timoteo 4:12 puede impactar exclusivamente a los creyentes, la realidad es que el compromiso de vivir la vida como se describe en este versículo siempre repercute más allá de aquellos dentro de la iglesia. Vivir como ejemplo en palabra, conducta, amor, fe y pureza impacta a todos los que nos rodean: nuestra familia, nuestros amigos y la comunidad local y global a la que ministra la iglesia.

En una nota personal, Dios usó la JNI para mostrarme que tengo un papel importante que desempeñar en su reino. Llegué a comprender que mi vida era valiosa y necesaria porque los líderes de mi iglesia local y de mi distrito invirtieron tiempo en mi cuando era adolescente, guiándome a través del estudio de la Biblia, orando por mí y conmigo y brindándome oportunidades para servir. Estos líderes estuvieron presentes en momentos de mi vida en los que era necesario tomar decisiones críticas, tratándome con gracia cuando las cosas no terminaron como se suponía que debían terminar y modelando vidas que aunque no perfectas, reflejaban el amor de Dios y un deseo de darle la gloria.

Cuando miro hacia atrás, a las decisiones fundamentales de mi vida, la JNI y sus ministerios han estado presentes y han sido influyentes. Tomé la decisión de seguir a Jesús a través del ministerio de Esgrima Bíblico. Entregué completamente mi vida a Dios en un campamento juvenil y también respondí al llamado a servir en el ministerio pastoral. Tomé la decisión de servir en un contexto transcultural durante una Convención global de la JNI después de ver y  experimentar la belleza de ser parte de una iglesia con una gran diversidad de culturas y entender esto como una manera de extender el reino de Dios.

Ahora, muchos años después, al reflexionar sobre los tiempos que vivimos actualmente, especialmente pensando en las crisis recientes que han impactado a nuestra comunidad global, me inspiran las formas en que nuestra juventud respondió a los desafíos. Estoy agradecido de ser parte de una iglesia que continúa comunicando de manera tangible el mensaje de que los jóvenes son importantes y necesarios en el reino de Dios, proporcionando el entorno y el estímulo para que nuestros jóvenes encuentren su identidad en Cristo, haciendo una diferencia en nuestro mundo.

Tengo la bendición de ver a nuestros jóvenes respondiendo a las necesidades de nuestras comunidades y sirviendo activamente a sus vecinos, siendo buenos administradores de la gracia de Dios en sus diversas formas, como se describe en 2 Pedro 4:10. Nuestro llamado al servicio del Reino no es la misión de unos pocos, es la misión de Dios y todos están invitados a unirse a Él con sus habilidades, talentos, dones y pasiones sin importar su edad. De esto se trata la JNI. En este sentido ¡Todos somos JNI!

¡El futuro de la JNI es brillante y lleno de esperanza! Nos aferramos a esta esperanza porque Dios tiene el control e Isaías 43:19 nos invita a pensar de esa manera: “¡Voy a hacer algo nuevo! Ya esta sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados”.

En medio de las dificultades y desafíos inevitables y a las vez inesperados, la esperanza es nuestra ancla mientras Dios abre un camino. En los últimos años, hemos sido testigos de la gracia de Dios en acción, que ha utilizado a su iglesia de maneras increíbles y poderosas para seguir compartiendo el mensaje de esperanza y para estar presente en las vidas de muchos jóvenes.

Nuestros jóvenes están sirviendo a sus comunidades de nuevas maneras. Su compromiso nos ha recordado que los programas, proyectos y herramientas pueden cambiar. Y aunque nuestros métodos pueden tener fecha de vencimiento, y aunque ofrecen un excelente lugar para el proceso de discipulado, hacer discípulos semejantes a Cristo siempre se trata de personas. Se trata de invertir en relaciones con nuestros jóvenes que abrirán caminos para discipularlos, orientarlos y equiparlos para que sean más como Cristo  y se comprometan plenamente en su misión.

Hace un tiempo, cuando comencé mi camino ministerial, escuche una frase que me ayudó a comprender mejor el papel que tengo en el reino de Dios y en la comunidad de creyentes que Él ha redimido: “La Iglesia no tiene una misión, la misión tiene una iglesia”

Desde entonces, esta convicción ha guiado mi ministerio, ayudándome a comprender que Dios no inventó la idea de una misión sólo para mantenernos ocupados a nosotros. Dios llamó a su Iglesia a cumplir su misión, una misión que está en su corazón. Mi deseo es ver a miles de jóvenes nazarenos alrededor del mundo abrazando este llamado de Dios.

¡Qué emocionante es estar en una misión con Dios! Y para la JNI, ha sido un viaje de 100 años. Un viaje juntos, como una familia global. De esto se trata la JNI. ¡Somos la JNI!

David González es el director de la Juventud Nazarena Internacional.

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