Las Historias de los Apóstoles

Las Historias de los Apóstoles

Las Historias de los Apóstoles

Yo los bautizo a ustedes con agua —les respondió Juan a todos—. Pero está por llegar uno más poderoso que yo, a quien ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. (Lucas 3:16 NVI).

Es difícil imaginar la preparación espiritual necesaria para afrontar una ejecución a causa de la fe en Cristo. Las vidas de los primeros líderes de la iglesia dan una idea de la dinámica obra de gracia experimentada por  los apóstoles que les permitió testificar de Cristo sin temor a la muerte. Las vidas de Esteban, Santiago y Pedro son ejemplos de la transformación interior y la obediencia fiel que se requieren para ser un testigo Cristiano dinámico. Todos estos discípulos estaban llenos de gracia, fe y el Espíritu Santo, lo que los preparó para el ministerio, tanto emocionante como desafiante.

El Padre ha prometido que Jesucristo bautizará a los creyentes con el Espíritu Santo. El bautismo en agua por un ministro del evangelio es un importante medio de gracia. Además, el bautismo de Cristo con el Espíritu Santo produce en nosotros pureza de corazón y poder para vivir una vida consagrada.

Antes de la resurrección de Cristo, cuando los discípulos se enfrentaban a oposición y persecución, a menudo reaccionaban con miedo y venganza (Marcos 14:50; Lucas 9:54). Poco después de la resurrección, Jesús se apareció a los discípulos para comisionarlos a hacer discípulos en todas las naciones y asegurarles la ayuda sobrenatural para hacerlo (Lucas 24). Aunque nacieron de nuevo del Espíritu, necesitaban una obra de gracia adicional, el empoderamiento del Espíritu, para hablar la Palabra de Dios sin temor, a los perdidos que necesitaban un Salvador.

El  poder prometido vino el Día de Pentecostés cuando los apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo y sus vidas fueron transformadas para siempre. El evangelio se difundió rápidamente a través de los testigos ungidos por el Espíritu Santo de la iglesia primitiva, quienes con valentía y sin miedo proclamaron las buenas nuevas a pesar de los considerables obstáculos y la persecución.

Esteban, un hombre alentado por el poder del Espíritu Santo, fue el primer creyente en convertirse en mártir por la fe en Jesucristo. La palabra griega para mártir es μάρτυς, que significa ser testigo o testificar de la fe en Jesucristo y sufrir la muerte como resultado.

Hechos 7 da cuenta del martirio de Esteban. Esteban, lleno de fe y poder, testificó valientemente de la resurrección de Jesús frente al Sanedrín, que era el tribunal rabínico supremo de Jerusalén. No siempre podemos predecir la respuesta a la luz del evangelio de Jesucristo de quienes viven en la oscuridad. En el caso de Esteban, sus oyentes se enfurecieron. Lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Las últimas palabras de Esteban hicieron eco de las propias palabras de Jesús en la cruz cuando el apóstol apeló a Dios para que perdonara a sus agresores.

Algunos años más tarde, Herodes hizo arrestar a Santiago, el hermano de Juan, y lo mato a espada. Cuando vio que la decapitación de Santiago complacía a los judíos, Herodes hizo que Pedro fuera puesto bajo la guardia de 16 soldados mientras esperaba el juicio y la ejecución. Con el martirio de Santiago, la situación de la iglesia parecía imposible y parecía que el testimonio y el ministerio de Pedro tendrían el mismo final. La iglesia comenzó a interceder fervientemente por la liberación de Pedro. El Señor envió un ángel para liberar a Pedro de la prisión y guiarlo a la libertad y para continuar su ministerio. Muchos eruditos creen que Pedro también fue martirizado muchos después, bajo el reinado de Nerón.

Estamos asombrados por las historias de estos primeros mártires del Nuevo Testamento, quienes son elogiados por su fe y recibieron su recompensa celestial. Pero, al igual que los primeros discípulos de la iglesia, la bendición de la plenitud del Espíritu Santo está disponible para que cada creyente consagrado la reciba por fe. ¡La gracia de Dios nos permite vivir en santidad y testificar sin miedo! Independientemente de lo que se avecina, cada creyente lleno del Espíritu tiene la victoria asegurada.

Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. . . . [Porque] Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio . . . (Romanos 8:37, Apocalipsis 12:11 NVI).

Bill Sawyer es el director administrativo de la Iglesia del Nazareno.

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