Providencia y Previniencia

Providencia y Previniencia

 

Hay una diferencia entre la gracia providencial y la gracia preveniente. La providencia es la forma en que Dios provee para el sustento y la provisión de su creación[1]. Dios “provee” (Gen. 22:8, 14) lo que se necesite para sustentar al mundo y proveer para las personas individuales. Cómo la providencia de Dios afecta la vida de cada persona es profundamente misterioso. Cuándo, dónde y en qué familia nace uno es una cuestión de providencia. Por qué una persona nace en una familia hindú en India en 1765, mientras que otra persona nace en una familia Cristiana en Canadá en 2015 son cuestiones de providencia. La providencia de Dios conlleva diversos grados de responsabilidad espiritual. Alguien nacido en una familia Cristiana devota tendrá una cuenta más estricta que uno nacido en un ambiente budista. Alguien a quien se le da la oportunidad de escuchar el Evangelio a lo largo de su vida será juzgado de manera diferente  a alguien que nunca ha escuchado el nombre de Jesús.

La parábola de Jesús del siervo fiel y sabio se trata de más que posesiones materiales; implica la mayordomía de la gracia de Dios. “A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más” (Lucas 12:48). No a todos se le da la misma oportunidad y mismo terreno sobre el cual pararse. A algunos se les da más y a otros se les da menos. Con el regalo de ‘mas’ viene un mayor requisito de devolución y respuesta. Estos son asuntos de la providencia Divina.

Si la providencia es donde Dios nos coloca, la previniencia son las formas multifacéticas en que Dios se encuentra con nosotros. Todos reciben la misma gracia que precede a la salvación. Pero las oportunidades de respuesta difieren. Sin embargo, Dios se extiende a todos, con persistencia y paciencia. Esto distingue al cristianismo de otras religiones del mundo que enseñan que si los humanos primero se acercan a Dios, Dios responderá, el cristianismo invierte el orden; Dios siempre actúa primero, permitiendo así la respuesta. Dios inicia la buena obra de la gracia y la paz. La redención y la nueva creación comienzan siempre por iniciativa de Dios. Nada lo revela más que la convicción de que el Padre envió a Jesucristo al mundo. Dios siempre actúa primero. El Espíritu Santo despierta a las personas a su necesidad de salvación, las convence de pecado y aplica la expiación de Cristo a medida que responden con fe. Para John Wesley, el despertar espiritual es más que la mera conciencia.

Ningún ser humano, a menos que haya aniquilado el Espíritu, está completamente destituido de la gracia de Dios. Ninguna persona carece completamente de lo que comúnmente llamamos “conciencia natural”. Todos poseen algo de esa luz . . . que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. Y cada uno . . . siente cierto grado de incomodidad cuando actúa en contra de lo que le indica su propia conciencia. De modo que el ser humano peca no porque esté excluido de la gracia, sino porque no sabe hacer uso de la gracia que posee[2].

Una conciencia inquieta, una conciencia cada vez mayor del bien y del mal, y el despertar de la conciencia espiritual son los dones de la gracia de Dios para todos. Esta confianza tiene implicaciones importantes para el evangelismo en el espíritu Wesleyano.

David Busic es Superintendente General de la Iglesia del Nazareno.

 

Nota: Este es un extracto de “Providencia y Previniencia”, un capítulo del libro: The Grace That Goes Before: Prevenient Grace in the Wesleyan Tradition (La Gracia que nos busca: Gracia preveniente en la tradición Wesleyana). Usado con permiso de The Foundry Publishing.

 

Notas Finales


[1] La palabra providencia proviene de dos palabras latinas: pro, que significa “hacia adelante”, o “en nombre de”; y vide, que significa “ver”. La providencia a veces se distingue en dos categorías de “providencia general”, o el cuidado de Dios por el universo, y “providencia especial”, la intervención de Dios en la vida de las personas.

[2] John Wesley, The Works of the Rev. John Wesley (Los trabajos del Rev. John Wesley) (Kansas City, MO: Nazarene Publishing House, s.f.; y Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1958, ediciones concurrentes). VI, 512.

 

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