Una palabra de...T. A. Noble: El Dios de Abraham
Mire el vídeo a continuación (en inglés):
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Mientras escribo estas líneas, he cumplido exactamente seis meses en mi nuevo cargo. Estos primeros meses han venido acompañados de un montón de maravillosas “primeras veces”. Ha habido muchas reuniones, tanto en persona como por Zoom, y han incluido mis dos primeros viajes prolongados a la Región de Sudamérica. He pasado exactamente la mitad de mis días (92 de los 184 primeros) en otro lugar que no fuera mi casa.
Se requiere que cada año los pastores nazarenos completen un Informe Anual del Pastor (IAP). Este último año de asamblea fue la primera vez que el IAP incluyó un conjunto de declaraciones diseñadas para medir la salud y vitalidad de la iglesia, según lo delineado por la Junta de Superintendentes Generales en la publicación de 2015 Esenciales Nazarenos, Quiénes Somos-Qué Creemos.
Era el domingo 6 de octubre de 1895. Eran las once de la mañana. El lugar era una cabaña pequeña alquilada en el 317 de South Main Street, en el centro de Los Ángeles. ¿El motivo? Una “reunion” con la predicación del Dr. Phineas F. Bresee. Ese fue el escenario del servicio de apertura de la primera congregación con el nombre de “Iglesia del Nazareno”.
Hace poco escuché un podcast en el que un cristiano veterano entrevistó a una mujer que había crecido como mormona pero que recientemente se había convertido al cristianismo. Fue una entrevista fascinante por muchas razones, pero una de las cosas más importantes que me llamó la atención fue la respuesta de la mujer cuando se le preguntó qué le llamó la atención sobre la comunidad cristiana versus la comunidad mormona en la que había crecido.
Al sentir que se me iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti… (Jonás 2:7)
En el libro de Joel del Antiguo Testamento encontramos muchas complejidades.
La culpa: una locura tan antigua como el propio Edén. Dios dio a sus primeros hijos instrucciones para ayudarles a vivir bien, pero ellos eligieron su propio camino. Ante las consecuencias, Adán dijo: “La mujer que pusiste aquí conmigo me dio algo del fruto…” ¡Incluso antes de culpar a Eva por compartir el fruto, Adán culpó a Dios por ponerla en el jardín!. Y luego estaba la propia Eva: “La serpiente me engañó”.
La vida a menudo nos empuja a momentos que ponen a prueba la resiliencia de nuestra fe, dejándonos con preguntas y dudas. Hace cuatro años, mi vida se vio sacudida cuando mi madre sufrió un derrame cerebral y tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital. La circunstancia fue particularmente conmovedora ya que ella cayó enferma mientras estaba en la iglesia; me estaba preparando para reanudar los servicios después del cierre inducido por el COVID-19.
La oración es un componente vital de la vida del creyente, porque es la línea directa de nuestra comunicación con Dios. A través de la oración, entramos en el reino de la eternidad y tenemos el privilegio de acercarnos al mismísimo propiciatorio de Dios. Esa admisión se concede a los creyentes sólo mediante la perfecta obra de redención de Cristo Jesús.
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