Bendiciendo nuestras comunidades

Bendiciendo nuestras comunidades

Bendiciendo nuestras comunidades

Todos necesitamos nuestro momento, AÚN. En nuestros diccionarios, la palabra “AÚN” se define como: “sin embargo, no obstante; a pesar de ello”. ¿Qué aspecto podría tener vivir la vida en el aún con Dios?

Me pregunto si alguna vez te has sentido como el autor de Lamentaciones 3:

“Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo. Me guio y me llevó en tinieblas, y no en luz; ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día. Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos; edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo. Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo. Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas; aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración; cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos. Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos; torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado. Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta. Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba. Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días; me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos. Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza; Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien, Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová. Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí.” (Lamentaciones 3:1-20)

Después de describir tanto dolor y quebranto, de repente algo cambia en la mente y el corazón del escritor, que probablemente era el profeta Jeremías. Tiene un momento de esperanza cuando declara en el versículo 21: “Pero aún me acuerdo de esto y por eso tengo esperanza”. ¿Qué es el “esto” que el escritor recuerda y recapacita en su corazón? En los versículos siguientes, continúa proclamando:

“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos,

porque nunca decayeron sus misericordias.

Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré” (versículos 22-24).

El momento aún del escritor comienza cuando recuerda y reflexiona sobre el gran amor de Dios. Empezamos a ver en el texto la intersección de la compasión y la evangelización y la esperanza.

A veces nos sentimos como el escritor de Lamentaciones. Estamos rodeados de problemas. Y, con demasiada facilidad, podemos creer que nuestro trabajo consiste en resolver esos problemas. Pero, a veces, parece como si los problemas siguieran creciendo: El diagnóstico de cáncer es positivo; el matrimonio acaba en divorcio; la empresa cierra sus puertas y los empleados se quedan sin trabajo.

Es cierto que Jesús no curó a todos los que conoció ni resolvió todos sus problemas. Entonces, ¿era temporal su poder? Desde luego que no. Su compasión tenía otro propósito: Jesús quería dar gloria a su Padre y solidarizarse con la gente destrozada.

Podemos seguir los pasos de Jesús bendiciendo a nuestra comunidad y haciendo lo que él hizo. Cuando presentamos a Jesús a los demás y nos relacionamos con ellos, les ofrecemos la oportunidad de vivir su propio momento de aún.

El momento aún no borra nuestro dolor, pero nos pone en contacto con Jesús y nos da la esperanza de que nuestra historia pueda cambiar, como al autor de Lamentaciones: “Sin embargo, aún me acuerdo de esto y por eso tengo esperanza” (Lamentaciones 3: 21).

La esperanza no viene de borrar los problemas, pero de la conexión con aquel que camina con nosotros. A medida que caminamos con esperanza, aquellos a quienes servimos pueden tener su propia experiencia de aún.

Entonces, ¿cómo alimentamos más historias de esperanza de aún para los que nos rodean? Hay muchas maneras:

  • Alimentando a los hambrientos, conociendo sus nombres y compartiendo la esperanza que tienes, compartiendo tu propia historia aún.
  • Rescatando a quienes han sido víctimas de la trata de personas, han sido destrozados o rechazados. Compartiendo que, a pesar de todo, ellos también pueden tener un momento aún.
  • Ministrando en los últimos días de la vida de alguien en un centro de cuidados paliativos, como nuestros capellanes, que ofrecen el ministerio de la presencia y comparten palabras que pueden conducir a momentos aún.

Esta es sólo una pequeña lista de formas en las que podemos bendecir a nuestras comunidades y llevar a la gente a Jesús. Esta es la intersección de la vida que estamos llamados a vivir y el flujo natural de nuestra santidad.

¿Bendecirás hoy a tu comunidad? ¿Darás clases a un niño, darás cobijo a las personas sin hogar, visitarás a un preso? 

Juntos, podemos declarar con fe: “Pero me acuerdo aún de esto, y por eso tengo esperanza”.

Jay Height es director ejecutivo de Shepherd Community Center (Centro Comunitario El Pastor de Ovejas), un centro de Ministerios Nazarenos de Compasión en Indianapolis, Indiana (EE. UU.)

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