HOSPITALIDAD BONDADOSA

HOSPITALIDAD BONDADOSA

HOSPITALIDAD BONDADOSA

Los creyentes son impulsados a la hospitalidad bondadosa, aun con aquellos a los cuales no conocen. Juan le dijo a Gayo: «Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos» (3 Juan 1:5).

Se torna interesante la historia de Booz y Rut, porque ellos no se conocían. Booz había escuchado de la nobleza de Rut en el trato a su suegra Noemí, quien era su pariente lejana por vía de su entonces marido Elimelec.

La hospitalidad se define no sólo como hospedaje amistoso a los visitantes, prometiendo o sugiriendo una acogida generosa y amistosa, sino también como una actitud benevolente, hacia los que carecen de afecto y compañía. Rut lo practicó con Noemí cuando ésta sugirió cambiar su nombre de “dulce” por “amarga” (Rut 1:20). El impacto en la vida de Noemi fue tan grande que trascendió en toda Belén.

Rut hizo lo que hizo como para el Señor. De la misma manera Booz habló a Rut con palabras de ánimo, valor, reconocimiento y también con la gracia de poder recoger todo lo que pudiera en sus campos.

Cuando la palabra de Dios nos motiva a la hospitalidad en Hebreos 13:2 nos dice que algunos hospedaron ángeles, creyendo que eran humanos, recibiendo así una mayor bendición por un acto de bondad hospitalaria.

Toda la bondad de Rut es recompensada por un hombre que le dijo: «He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes» (v.11).

¡Qué grande es la hospitalidad que cubre necesidades interiores y exteriores!

Inmediatamente Rut recibe la flexibilidad de ser admitida con derecho de recoger todo lo que pueda, de descansar con agua y comida y de recibir porción extra de los segadores de granos. Los autores Garavito y Bula afirman que: “Dicha flexibilidad no niega que en la aceptación del otro esté implícito un riesgo. Es el riesgo de dejar de ser, de fundirse con el otro y, por ende, de perder la identidad”. [1]

La hospitalidad bondadosa está sustentada en el amor ágape, que hace lo que hace sin esperar nada a cambio, pero que es recompensado por Dios por la vía que uno menos espera. Así le ocurrió también a Rebeca cuando ofreció agua para el mayordomo de Abraham y para todos sus camellos, sin saber que pronto ella sería dueña de esos camellos al casarse con Isaac (Génesis 24:18-20).

La hospitalidad bondadosa se convierte en una red de bendición para el que la practica. Rut lo hizo con Noemí. Booz lo hizo con Rut y ella lo siguió haciendo con Noemí.

Dios se encargó de bendecir a los tres. Booz redimió a Rut de su condición de viuda al casarse con ella y ambos tuvieron un hijo que vino a ser motivo de alabanzas para Dios y de consuelo para Noemí.

De esta forma se dio un proceso relacional a través de la práctica de la hospitalidad conectando con vecinos, y compañeros de trabajo en un servicio con amor y sin confrontación.

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1 [Polisemia No. 14, 64 - 77. Identidad en individuos y comunidades: una perspectiva desde la ética de la hospitalidad [...]. Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - diciembre de 2012

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