Cómo leer la Biblia para que Cambie tu Vida

Cómo leer la Biblia para que Cambie tu Vida

Al terminar uno de mis primeros días de enseñanza en la Escuela para Ciegos de Kansas, un compañero profesor de música se paró en la puerta de mi estudio y dijo: “Parece que estás teniendo un mejor inicio de clases que el que tuve yo”.

“Dile que oraste al respecto”, me susurró el Espíritu Santo. “Ah, pero no lo conozco lo suficiente”, pensé y descarté la idea.

Más tarde me di cuenta que aunque deseaba sinceramente hacer la voluntad de Dios, con frecuencia no respondía a los impulsos del Espíritu. ¿Por qué yo no obedecía consistentemente?

Una noche, entre lágrimas, expuse mis fracasos ante el Señor. ¿Cómo podría cambiar? El Espíritu suavemente me habló estas palabras: “Necesitas aprender a obedecerme”. Con estas palabras vino el entendimiento de que obedecer al Espíritu significaba obedecer Su Palabra.

A la mañana siguiente, abordé a mi lectura de la Biblia con un nuevo entusiasmo por obedecer lo que leía. John Wesley dijo que debemos leer la Palabra con “una resolución determinada de hacerlo”. Esta resolución se convirtió en la clave de mi nuevo acercamiento a las Escrituras. Tenía hambre de saber vivir la Palabra. Empecé a preguntarme: ¿Cómo podría aplicar pasajes y versículos específicos a mi propia vida para que influyeran en mis acciones o actitudes? Cuando elegí leer, estudiar y obedecer Su Palabra, Su poder la acompañó y me dio gracia para cambiar.

Oswald Smith dijo que estar lleno dela Palabra es lo mismo que estar lleno del Espíritu. Es fascinante notar que en Hechos 10:47 Pedro dice a los gentiles “han recibido el Espíritu Santo”. Unos versículos más adelante, lo dice de otra manera: “Los gentiles habían recibido la palabra de Dios” (11:1). Cuando recibimos la Palabra de Dios en nuestra vida, estamos dando la bienvenida a Su Espíritu.

En Deuteronomio, Dios instruyó al rey a hacer más que simplemente leer la ley. “Cuando el rey tome posesión de su reino, escribirá para sí una copia del libro de la ley” (Deut. 17:18). El proceso de escribir la verdad sería más provechoso para el rey que simplemente leerla; Lo mismo es cierto para nosotros. Llevar un diario puede ser una herramienta útil en la lectura de la Biblia. Notamos palabras que no habíamos notado antes, dándonos nuevos conocimientos. Además, el simple proceso de registrar lo que leemos también asegura que es más probable que recordemos estas palabras. Un estudio mostró que cuando hacemos la transición de un oyente pasivo a un oyente activo escribiendo lo que hemos aprendido, nuestra retención aumenta del 10 al 40 por ciento.

Si tenemos un cuaderno y un bolígrafo al lado de nuestra Biblia mientras leemos, para anotar el tesoro del día, un día miraremos hacia atrás y pensaremos: “Me había olvidado por completo de esa idea”. Puede tener aún más significado en una reflexión posterior. Eso me ha pasado repetidamente. Algunos de mis momentos más preciosos en la Palabra ocurren cuando releo diarios llenos de versículos y pensamientos registrados hace mucho tiempo.

Dios les dijo a los israelitas que ofrecieran sus sacrificios regularmente ante el Señor, y luego prometió: “Me reuniré con ustedes y les hablaré” (Éxodo 29:42). Si sus sacrificios hubieran sido esporádicos, se habrán perdido la promesa de Dios de recompensar su constancia, hablándoles. Solo encontrándonos con Él regularmente podemos aprender a escuchar Su voz. Con la fuerza de Dios podemos decir junto con el rey David: “Dios me libre de darle al Señor lo que no me cuesta nada”. Dedicar tiempo a la Palabra mucha veces nos cuesta esfuerzo, tiempo, incluso sueño, pero qué privilegio es darle a Jesús algo costoso.

Si deseas pasar tiempo con Dios, sigue tu pequeño deseo y Dios te recompensará con más deseo. “Una cosa que me ayudó fue pedirle a Dios que aumentara mi deseo”, dijo un amiga. Luego agregó: “Pero ya sea que sientas deseo o no, ¡Simplemente hazlo!”. Si tuvieras un hambre consumidora de escuchar a Dios hablar, planearías tu día alrededor del encuentro. ¿Por qué no hacer ese plan ahora?

  • Decide la mejor hora del día para escuchar. Permite que sean al menos 15 minutos. Pronto descubrirás que 15 minutos son demasiado breves.
  • Busca un cuaderno para anotar tus tesoros.
  • Resuelve asistir a tu cita con Dios durante los próximos 21 días, el tiempo necesario para establecer un nuevo hábito.
  • Pídele al Espíritu que te guíe mientras decides por dónde empezar. Luego lee creyendo que Él te ha guiado. Muchos comienzan con el Nuevo Testamento.
  • Ve a Su Palabra anticipándote en oración. “Habla, Señor, que tú siervo escucha” (1 Samuel 3:9). Dios te hablará tan frescamente como habló a los que escribieron la Biblia. Sus palabras siguen vivas. “No son palabras vanas para ti, son tu vida” (Deuteronomio 32:47). Si vienes anticipando un encuentro con Dios y anhelando obedecer lo que Él dice, tu vida cambiará.

Aletha Hinthorn: fundadora del Blog “Come to the Fire” (“Ven al Fuego”), escritora y autora de How to Read the Bible so It Changes Your Life. (Cómo leer la Biblia para que Cambie tu Vida).

 

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