Oídos Bien Abiertos

Oídos Bien Abiertos

“Vengan a mí con los oídos bien abiertos. Escuchen, y encontrarán vida”

Isaías 55:3a NTV

Según Isaías 55:3, escuchar la voz del Señor debe convertirse en un serio imperativo de etilo de vida para todos nosotros. No podemos darnos el lujo de hacer nada menos que acudir continuamente a Él con los oídos bien abiertos, porque nuestras almas eternas están en juego.

Las palabras que Jesús habló sobre el Consejero, que vendría a nosotros, deberían consolar mucho nuestras mentes y darnos la seguridad de que escuchar su voz es sin duda una parte gloriosa de nuestra herencia como creyentes. Jesus dijo: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñara todas las cosas y les hará recordar todo lo que he dicho” (Juan 14:26).

También encontramos seguridad en las palabras del apóstol Pablo: “¿quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo? Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16).

Utilizando estas verdades como contexto, me ha resultado útil adoptar tres posturas en la presencia del Señor: buscar y escuchar, suturar y aprender, rendir y conocer.

# 1: Buscar y Escuchar

Buscar y escuchar deben iniciar de nuevo para nosotros, reviviendo nuestra vida de oración y nuestro amor por la Palabra de Dios. Seguramente, no hay mejor fundamento para nuestras vidas como creyentes que la intimidad con Dios a través de la oración privada y un mayor tiempo a solas con Dios acompañados de su carta de amor para nosotros: Su Palabra.

Buscar y escuchar son formas maravillosas de acercarnos a Él con los oídos bien abiertos para escuchar su corazón.

#2: Saturar y Aprender

Saturarse y aprender son vías sagradas que nos garantizan encontrar los deseos de Dios para nuestra vida. Si nos saturamos en la maravilla de nuestro Señor, el Espíritu Santo viene y nos encuentra momento a momento. Mientras permanecemos en la presencia de Dios, si, en la quietud de su abrazo, el consejo de Dios se da y el consuelo de aprender sus caminos se convierte en conocimiento santo para nuestras vidas.

Saturarse y aprender son formas asombrosas para acercarnos a Él con los oídos bien abiertos para encontremos a Dios no sólo dándose a conocer a nosotros una y otra vez sino también conocer sus deseos para nosotros.

#3: Rendir y Conocer

Rendirse y conocer van maravillosamente juntos cuando se trata de querer escuchar lo que dice el Espíritu acerca de conocer la voluntad de Dios y convertirse en la voluntad de Dios. A medida que vivamos completamente rendidos al Señor, llegaremos a conocer la voluntad de Señor porque seremos uno con la mente de Cristo. De hecho, en mi vida he descubierto que si me convierto en la voluntad de Dios, es decir, si me vuelvo uno con Él y sus deseos, la búsqueda de la voluntad de Dios termina. ¿En qué sentido? En el sentido que lo que quiero se ha convertido maravillosamente en lo que Él quiere. Convertirse en su voluntad es llegar a ser santo conociéndolo íntimamente. Conocer al Señor personalmente es conocer su voz. Después de todo, Jesús dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz” (Juan 10:27).

Rendirse y conocer son expectativas inspiradoras si deseamos profundamente acercarnos a Él con los oídos bien abiertos y gritar de todo corazón: “¡Si Tú quieres, lo que quieras!” ahora podemos esperar conocer y tener la mente de Cristo en todas las cosas porque nos hemos convertido en la voluntad de Dos en todo.

Me encanta orar las Sagradas Escrituras. Esta es mi oración basada en el Salmo 37:4 – “Abba Padre, me deleito en ti. Por favor, dame los deseos de mi corazón sólo si los deseos de mi corazón son uno con los deseos de tu corazón. Amén”

Mi hijo Grayson me enseñó esta oración cuando era adolescente: “Señor, toma control de mis pensamientos para que no tenga que preocuparme por lo que estoy pensando. Amén”. Su oración es similar a la amonestación de Pablo en 2 Corintios: “ . . . llevamos cautivo todo pensamiento para que obedezca a Cristo”. (10:5).

El artista contemporáneo John Mandeville escribió estas palabras para una canción sencilla pero profunda que a menudo canto en voz alta y en oración, en privado y en público, a lo largo de mi recorrido ordenado por Dios, guiado por Jesús y lleno del Espíritu.

“Quiero lo que tú quieres más que cualquier otra cosa, si, ¡Quiero lo que tú quieres para mí!”

Y finalmente, otro himno de mi propio corazón proviene de las palabras de un himno sagrado tomado de palabras escritas en 1514. El título del antiguo himno es “God Be in My Head” (Dios esté en mi cabeza) y la fuente de la querida letra se origina en un escrito titulado: “El libro de las horas”.

“Dios esté en mi cabeza y en mi pensamiento.

Dios esté en mis ojos y en mi mirada.

Dios esté en mi boca y en mis palabras.

Oh, que Dios esté en mi corazón y en mi entendimiento. Amén”

Cuando las personas preguntas: “¿El Espíritu Santo habla?” Mi respuesta siempre es: “Bueno, Él no está hablando menos”.

¡Oremos y escuchemos, saturemos y aprendamos, entreguémonos y conozcamos, con los oídos bien abiertos!

 

Kerry W. Willis se desempeña como Superintendente del Distrito de Filadelfia.

Public