Encontrando el Valor para Obedecer
Los seres humanos no nacemos con una inclinación natural a la obediencia. De hecho, es todo lo contrario. La marca del pecado coloca sobre nosotros una característica de egocentrismo, y tendemos a centrarnos en nuestros propios deseos. Como pueden confirmar los padres, los niños son propensos a ir tras sus propios deseos.