Crianza Intencional
La tradición judía se refiere a Deuteronomio 6:4-5 como el Shemá. Shemá es una palabra hebrea que significa “escuchar” y es la primera palabra en este texto judío: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. Por supuesto que Jesús citó el Shemá cuando se le preguntó: “¿Cuál es el mandamiento más grande?” Al agregar el mandamiento de “amar a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18), Jesús reveló que todos los demás mandamientos se derivan de estos dos: amar a Dios y amar a los demás.
Estos dos mandamientos continúan ocupando el lugar más vital en los corazones de las personas del movimiento de santidad en la actualidad. Como Nazarenos, nos aferramos firmemente a la creencia en la obra de la entera santificación. Fue parte de la razón del nacimiento de la iglesia del Nazareno en 1908. El Manual establece: “Creemos que la entera santificación es el acto de Dios, subsecuente a la regeneración, por el cual los creyentes son hechos libres del pecado original o depravación, y son llevados a un estado de entera devoción a Dios y a la santa obediencia de amor hecho perfecto”. Amar a Dios y amar a los demás son las mayores expresiones de la vida de un creyente enteramente santificado.
Lo que encontré particularmente interesante al estudiar Deuteronomio 6 es que inmediatamente después del Shemá hay una fuerte amonestación para los padres: “Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades” (Deuteronomio 6:6-9 NVI). ¡Moisés invitó a los padres de la comunidad israelita a enseñar a sus hijos esta vida totalmente rendida!
Empecé a reflexionar sobre si los padres cristianos están o no inculcando en sus hijos la vida totalmente entregada a Dios como lo enseño Moisés. He oído a padres rogar a Dios por la salvación de sus hijos. Enseñan a sus hijos a orar y aprender las Escrituras. Y, alabado sea el Señor, he visto a menudo a padres guiar a sus hijos a la fe salvadora en Jesús.
Sin embargo, en 26 años de pastoreo, debo admitir que no he visto esta misma pasión e intencionalidad en los padres por ayudar a sus hijos a experimentar la gracia de Dios en la entera santificación. Si bien creemos en esta segunda obra de gracia, lamentablemente no parecemos tan comprometidos en ayudar a nuestros hijos a experimentar el gozo de caminar en una relación tan maravillosa de entrega total a Dios. Yo no escucho a los padres orar a Dios para que sus hijos sean enteramente santificados. Pocas veces escucho testimonios de niños que han entrado en esta maravillosa relación de la vida abundante en Cristo. Piénselo por un momento: ¿Queremos que nuestros hijos conozcan el perdón de los pecados pero nunca experimenten la “santa obediencia del amor perfeccionado”?
Mi esposa Jenni y yo queremos declarar nuestro deseo para nuestras dos hijas, Bekah y Sarah, que experimenten no solo la gracia de la salvación en Cristo, sino también la obra de santificación total del Espíritu Santo. Oramos para que nuestras hijas “sean llenas de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:19). Oramos fervientemente, “día y noche . . . que podamos . . . suplir lo que falta en [su] fe” (1 Tesalonicenses 3:10). Oramos para que “el Dios de paz [pueda] santificar a [nuestras hijas] por completo. Que su espíritu, alma y cuerpo se conserve irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:23). Nos comprometemos a inculcar esto en nuestras hijas y a impulsar a otros padres a hacer lo mismo. ¡Recibimos esta responsabilidad personalmente como padres y nos comprometemos a discipular a nuestras hijas a través de todo el sendero en la gracia! ¿Se unirá a nosotros para hacer este compromiso con la crianza intencional?
Scott Rainey es director global de los Ministerios Internacionales de Escuela Dominical y Discipulado
Holiness Today, enero/febrero 2021